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Los líderes mundiales que asistan en noviembre a la cumbre climática de la ONU en Egipto estarán bajo presión este año para comprometerse a eliminar colectivamente el uso de combustibles fósiles y financiar una transición justa para los países en desarrollo, que necesitan acceso a fuentes de energía confiables y razonables.

Los países dieron un paso importante en la cumbre del año pasado, la COP26 en Glasgow, cuando se comprometieron por primera vez a reducir gradualmente el uso incesante de energía a base de carbón y los ineficientes subsidios a los combustibles fósiles. Pero la promesa no alcanza en relación a lo que asegura la ciencia que se necesita para alcanzar emisiones cero netas para 2050 -el fin inmediato de las inversiones en nuevos suministros de combustibles fósiles y minería de carbón, sostuvo en 2021 la Agencia Internacional de Energía.

La COP27, que se llevará a cabo en Sharm El-Sheikh del 6 al 18 de noviembre, explicará la necesidad de acelerar la reducción del uso de combustibles fósiles mientras se refuerza un desarrollo justo y sustentable en los países más pobres de todo el mundo.

Esto es lo que usted necesita saber sobre cómo la COP27 puede intensificar la eliminación gradual de petróleo, gas y carbón y ayudar a África y otros países en desarrollo a dejar atrás la era de los combustibles fósiles.

¿Qué es el acuerdo de transición justa de Sudáfrica, cómo avanza y es posible replicarlo en otros lugares?

La Alianza para la Transición Energética Justa es una plataforma nacional para la acción climática. La idea de una plataforma de país se utiliza para referirse a una asociación de múltiples partes interesadas dirigida por el gobierno que se utiliza para atraer y coordinar finanzas públicas internacionales en apoyo de objetivos comunes.

La Alianza para la Transición Energética Justa de Sudáfrica fue la primera de este nuevo modelo de apoyo a la acción climática.

La Alianza para la Transición Energética Justa entre Sudáfrica, Francia, Alemania, el Reino Unido, los EE.UU. y la UE apunta a movilizar un compromiso inicial de 8.500 millones de dólares para ayudar a Sudáfrica a cerrar las plantas de energía a carbón antes de lo previsto y a estimular la energía limpia logrando reducir así 1.5 giga toneladas de emisiones en los próximos 20 años. El éxito de la asociación dependerá en última instancia de las reformas energéticas transformadoras que el gobierno sudafricano debe promulgar para ampliar las finanzas públicas y privadas, según el Consejo Atlántico.

Su financiación inicial es irrisoria en comparación con los 27.000 millones de dólares que necesita la empresa estatal de energía Eskom para arrancar con el cambio de la energía a carbón, y los 250.000 millones de dólares que se estima que el país necesitará durante las próximas tres décadas para ampliar la infraestructura de energía limpia en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sustentable de la ONU, dijo. De todos modos, las reformas, como la liberalización del mercado eléctrico de Sudáfrica, tienen el poder de hacer que la asociación pase de ser una inyección única de financiación de infraestructura a un conducto sustentable para la inversión del sector privado.

La Alianza Sudafricana para la Transición Energética Justa es mencionada con frecuencia como un potencial precedente de cómo los países pueden trabajar juntos para acelerar la transición hacia sociedades bajas en carbono y resilientes, incluida la protección de los más vulnerables. Sin embargo, la Alianza Sudafricana para la Transición Energética Justa sigue siendo una caja negra hasta ahora. La falta de información disponible sobre los detalles de la Alianza para la Transición Energética Justa está generando desconfianza entre la sociedad civil y el gobierno. Esta desconfianza se ve exacerbada por una batalla en curso sobre los roles futuros de las energías renovables y los combustibles fósiles dentro del gobierno (1).

¿Por qué el gas no se considera una fuente de energía limpia? ¿Cuáles son los peligros?

El gas natural ha sido promovido durante mucho tiempo por la industria de los combustibles fósiles como la alternativa de energía más limpia y un puente necesario hacia las fuentes reales de energía limpia. Pero también es un combustible fósil y emite dióxido de carbono así como metano, un potente gas efecto invernadero. En los EE. UU se ha descubierto que las fugas de metano por sí solas duplican el daño climático de la producción de gas.

La necesidad de eliminar de inmediato todas las nuevas inversiones en combustibles fósiles para alcanzar emisiones cero netas para 2050, mientras se apoya el desarrollo económico en los países más pobres, está generando un debate sobre la medida en que los países africanos deberían poder aprovechar sus reservas de gas para exportaciones y energía interna.

Los países africanos son más conscientes que cualquier otra región de los desastres y peligros provocados por el cambio climático y la urgente necesidad de reducir las emisiones. Una evaluación detallada de la cadena de suministro en 2019 concluyó que la electricidad producida a partir de gas podría tener emisiones de gases efecto invernadero comparables o peores que las producidas a partir de carbón cuando se lo analiza sobre una base de 20 años. El desarrollo del gas contribuirá a aumentos significativos en las emisiones de gases efecto invernadero, lo que empeorará la crisis climática que amenaza a las comunidades africanas.

https://www.energy.gov/sites/prod/files/2019/09/f66/2019%20NETL%20LCA-GHG%20Report.pdf

La iniciativa de la ONU Desarrollo Sustentable para Todos ha reconocido a la energía renovable descentralizada como la “fuente de energía más rápida y barata” para brindar acceso a la energía allí donde falta en los países en desarrollo. El problema, dijo, es que las energías renovables no están atrayendo el dinero esencial para crecer lo suficiente.

¿Cuáles son algunas de las iniciativas positivas que se están llevando a cabo en todo el mundo?

Ya existen opciones en todos los sectores para al menos reducir a la mitad las emisiones globales entre 2020 y 2030, en concordancia con limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados, según el Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU.

Eso es especialmente cierto en energía, donde el costo de la energía solar y eólica y de las baterías ha disminuído hasta en un 85 % desde 2010 en tanto que las nuevas políticas y leyes han mejorado la eficiencia energética y acelerado el despliegue de las energías renovables, indicó el IPCC. Detener el cambio climático requiere una electrificación generalizada y una mayor eficiencia energética. Los objetivos ambiciosos y los nuevos proyectos innovadores demuestran que el cambio podría ser posible, pero debe ampliarse y acelerarse de forma masiva.

China, por ejemplo, podría cumplir su objetivo de tener 1.200 gigavatios de energías renovables para 2030 al menos cinco años antes, si los gobiernos locales cumplen sus objetivos, según Bloomberg. Los planes de desarrollo de 22 de los 34 gobiernos regionales de China apuntan a agregar 600 GW de capacidad renovable combinada entre 2021 y 2025. Eso es más del doble de los 535 GW de capacidad eólica y solar instalada a partir de 2020.

India, mientras tanto, está en vías de superar su compromiso hecho en la cumbre climática de París de 2015 nueve años antes, y ya está impulsando fuentes de energía de combustibles no fósiles al 40% de la mezcla, indicó en enero la Agencia Internacional de Energía. La capacidad de electricidad renovable del país está creciendo a un ritmo más rápido que en cualquier otra economía importante, en tanto que las adiciones están en camino de duplicarse para 2026, agregó.

[1] https://www.germanwatch.org/sites/default/files/g7-g20_track-2_just_energy_africa_policy_brief_rev-1_met_1.pdf

[2] https://www.energy.gov/sites/prod/files/2019/09/f66/2019%20NETL%20LCA-GHG%20Report.pdf

O que implica a ação de adaptação?

Trata-se de ajudar as pessoas a adaptarem-se aos impactos que são cada vez mais comuns – de uma forma que também impulsione a redução de emissões e o desenvolvimento sustentável. A resiliência assegura que as comunidades e os países continuem a prosperar apesar dos impactos climáticos. 

Os trabalhos de adaptação vão desde a plantação de cultivares que podem resistir a condições meteorológicas extremas e manter a saúde do solo; à restauração de manguezais que protegem as comunidades costeiras do aumento do nível do mar e sustentam a biodiversidade; à criação de sistemas de alerta precoce para tempestades; à expansão de espaços verdes nas cidades para absorver calor e melhorar a qualidade do ar. 

Estas adaptações podem incluir mudanças simples no trabalho, tais como a criação de pausas de descanso obrigatórias à sombra, fornecimento de água potável gratuita, mudança de turno para horas mais frias do dia, e fornecimento de vestuário de proteção mais leve. Podem também exigir remodelações mais fundamentais das fábricas para se manterem frescas, melhorando ao mesmo tempo a eficiência energética. 

Um dos desafios da adaptação é que as soluções variam muito entre comunidades, países e regiões em função dos impactos e necessidades – ao contrário da mitigação, onde soluções como painéis solares ou bombas de calor podem ser aplicadas em todo o mundo. Isto significa que o trabalho de adaptação precisa de ser mais liderado localmente, com investimentos concebidos para desenvolver a capacidade local a longo prazo. 

O que as nações ricas e o G20 devem fazer para aumentar a adaptação climática? 

As economias desenvolvidas e as grandes economias emergentes têm motivos tanto econômicos como morais para ajudar os países de maior risco a adaptarem-se às mudanças climáticas.

A adaptação é boa para os negócios. Investir 1,8 trilhões de dólares em adaptação entre 2020 e 2030 poderia gerar US$ 7,1 trilhões em benefícios, o Centro Global de Adaptação descobriu em 2019. Isto pode levar a um desenvolvimento sustentável mais amplo. O crescimento econômico da agricultura, por exemplo, poderia ser até onze vezes mais eficaz na redução da pobreza do que qualquer outro setor, de acordo com o Fundo Internacional de Desenvolvimento Agrícola das Nações Unidas

Moralmente, os países que sofrem os piores impactos das mudanças climáticas são os que menos contribuíram. São também os que mais lutam para se adaptarem às mudanças climáticas e se desenvolverem de forma sustentável com barreiras no acesso ao financiamento. 

Os países desenvolvidos, juntamente com o G20, precisam demonstrar solidariedade para com aqueles que mais sofrem e tomar medidas. Isto deve incluir o cumprimento da promessa de mobilizar US$ 100 bilhões por ano de financiamento climático até 2020, a transferência de tecnologia, e dar prioridade à transição para energia limpa nos subsídios internacionais ao desenvolvimento. 

Os países ricos concordaram, na COP26 do ano passado em Glasgow, em dobrar o apoio financeiro para a adaptação para US$ 40 bilhões por ano. Mas elas ainda têm que cumprir aquela meta, e os países africanos estão dizendo que precisam de cerca de US$ 700 bilhões por ano a partir de 2025 para realizar a adaptação.

O que os países vulneráveis podem fazer para se adaptarem às mudanças climáticas?

A adaptação e a mitigação do clima devem andar de mãos dadas. Os esforços para reduzir as emissões nestes países – tais como a transição da energia dos combustíveis fósseis para as energias renováveis, e dos motores de combustão interna para os veículos elétricos – devem ser implementados tendo em vista o avanço da resiliência e um desenvolvimento sustentável mais amplo. 

Painéis solares e baterias, por exemplo, podem simultaneamente reduzir a dependência de combustíveis fósseis, fornecer acesso à energia confiável em áreas desconectadas, e permitir que as pessoas trabalhem durante as horas mais frias com iluminação. 

Há várias maneiras com que governos, empresas, investidores e comunidades possam começar a promover a adaptação. Isto inclui passos incrementais, tais como informação pública sobre eventos climáticos extremos, pintar telhados de branco, investir para tornar as casas e locais de trabalho mais frescos e acima dos níveis de inundação, ou plantar árvores nas cidades. Além disso, há mudanças mais transformativas, tais como a instalação de barreiras contra inundações e quebra-mares, ou o deslocamento de cidades e aldeias em risco. 

No entanto, embora muitos países vulneráveis, tais como pequenos países insulares em desenvolvimento, já estejam estabelecendo objetivos e planos para se adaptarem e reduzirem as emissões, falta-lhes o acesso ao financiamento, à tecnologia e à capacidade. Muitos estão tendo dificuldades por causa das dívidas crescentes.

A COP27 é um momento para governos, empresas e investidores se reunirem para enfrentarem esses obstáculos ao financiamento, e descobrirem o que precisa mudar a fim de desbloquear a ação de adaptação imediatamente. Como o pano de fundo africano para a COP27 deixará muito claro – a crise climática já está em curso.