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Los países ricos bajo presión para aportar financiamiento en la COP27

By November 8, 2022Spanish

El éxito de la cumbre climática de la ONU de este año se basa en definitiva en su capacidad para hacer que el dinero fluya de los países ricos a los más necesitados, al ritmo y escala necesarios para hacer frente a la crisis climática.

La COP27, en Sharm El-Sheikh, Egipto, del 6 al 18 de noviembre, tiene lugar luego de un año de eventos extremos producto del cambio climático, junto con los efectos íntimamente relacionados del aumento de los costos de los alimentos y el combustible, la guerra de Rusia en Ucrania y el COVID-19. Los países en desarrollo necesitan financiamiento tanto para adaptarse como para aumentar la resiliencia frente a los impactos del cambio climático -como sequías, inundaciones, supertormentas e invasiones de langostas- y poder desarrollarse de manera sustentable y con bajas emisiones.

Uno de los mayores focos de tensión en la COP27 será el fracaso hasta ahora del mundo desarrollado para cumplir su promesa de movilizar 100 mil millones de dólares anuales en financiamiento climático para 2020. Además de cumplir con esa suma, los países desarrollados deben establecer cómo harán para aumentarla.

Esto es lo que usted necesita saber sobre el financiamiento climático en vísperas de la COP27.

¿Qué es y por qué es importante para los países vulnerables y África?

El financiamiento climático se refiere a la transferencia de dinero público y privado de países desarrollados a países en desarrollo de modo de ayudarlos a adaptarse a los estragos climáticos y a reducir las emisiones. A pesar de años de debates y promesas, el financiamiento climático aún no ha llegado a los países en desarrollo al ritmo y escala necesarios para enfrentar los estragos cada vez más intensos y reducir las emisiones.

Muchas economías emergentes y en desarrollo enfrentan deudas inmensas, con tasas de interés que son a nivel promedio tres veces más altas que las de los países ricos. En la última década, los países menos avanzados gastaron en promedio el 14% de sus ingresos internos en el pago de intereses, frente al 3,5% de los países desarrollados, según Brookings. Esto limita la capacidad de los países para invertir en servicios públicos y empeora sus calificaciones crediticias, lo que dificulta la atracción de inversiones extranjeras.

Aún si la financiación para el clima alcanzara los 100 mil millones de dólares estadounidenses prometidos al año, esa suma está ahora muy por debajo de lo que se necesita para adaptarse a los daños actuales y limitar el calentamiento a 1,5 °C.

Se estima que los países en desarrollo necesitarán algo menos de 6 billones de dólares hasta 2030 para financiar menos de la mitad del trabajo previsto en sus contribuciones nacionales al Acuerdo de París sobre el clima, según el Comité Permanente de Finanzas de la CMNUCC. Negociadores sobre el clima africanos señalaron el año pasado que los países en desarrollo necesitan 1,3 billones de dólares al año para 2030.

¿Cuál es la diferencia entre financiamiento verde y financiamiento para el clima?

El financiamiento verde se refiere a las inversiones responsables que respaldan una economía sustentable y de bajas emisiones. Esto puede incluir reducir las emisiones, la contaminación y los desechos, y mejorar la eficiencia de los recursos, y se presenta mayormente bajo la forma de bonos verdes.

El financiamiento para el clima debe ser transferido de un país rico a uno en desarrollo de modo de abordar las causas y estragos del cambio climático. Incluye más instrumentos financieros, como subvenciones, inversiones y cobertura de seguros. Los países en desarrollo también están solicitando financiamiento para el clima para ayudarlos a recuperarse de las pérdidas y daños sufridos por hechos como inundaciones, sequías y tormentas, así como para ayudarlos a reducir las emisiones.

El trabajo para reducir las emisiones de gases efecto invernadero solo puede llegar hasta cierto punto en los países en desarrollo, ya que son los que menos contribuyen al calentamiento de las temperaturas. África, por ejemplo, representa solo el 2-3% de las emisiones de dióxido de carbono derivadas de la energía y la industria, según la ONU. 

Sin embargo, el empeoramiento de los daños producto del cambio climático está sacudiendo la seguridad económica mundial, extendiéndose más allá de las fronteras de los países en desarrollo. El calor extremo de India este año, por ejemplo, hizo que el gobierno prohibiera las exportaciones de trigo. En tanto que las inundaciones en China el año pasado llevaron al cierre de puertos e interrumpieron el transporte marítimo, mientras que un tifón en Malasia provocó una interrupción en la cadena de suministro de los semiconductores.

¿Qué puede entregar la COP27 en materia de financiación para el clima y cuáles son los obstáculos?

La presidencia de la COP26 del Reino Unido publicó un plan de entrega de financiamiento el año pasado, que llegó a la conclusión de que los países desarrollados podrían cumplir su promesa de 100 mil millones de dólares por año para el 2023 y ampliarla a partir de ese momento. Si no se muestra un mayor progreso hacia el plan de entrega, o para aumentarlo después, ello podría alimentar las tensiones entre los países ricos y pobres en Sharm El-Sheikh.

La COP27 también se lleva a cabo frente a una perspectiva económica más urgente que la COP26, con costos crecientes de alimentos, combustible y nivel de vida en todo el mundo, inflación y tasas de interés en aumento y tribulaciones financieras. En un momento en que se necesitan acciones y coordinaciones multilaterales para desbloquear el financiamiento para el clima a corto plazo y acciones también, las tensiones geopolíticas más amplias -entre Rusia y los EE. UU. y China y el mundo- corren el riesgo de debilitar el proceso multilateral.

Para catalizar el financiamiento y la acción sobre el clima, los países podrían comenzar acordando reestructurar y reducir la deuda de los países en desarrollo con mayor riesgo. También podrían impulsar el desarrollo de soluciones tales como canjes de deuda por naturaleza, en los que un país en desarrollo se compromete a invertir en la restauración y regeneración de la naturaleza a cambio de una reducción de su deuda. El cambio hacia subvenciones, en lugar de préstamos, de parte de los países desarrollados también aliviaría las deudas.

La presidencia de la COP27 de Egipto ha dejado en claro que abordar la carga de la deuda es una prioridad para la COP27 y tiene la intención de impulsar conversaciones sobre soluciones.

¿Cómo se puede canalizar la financiación para el clima de forma más eficaz y transparente?

Egipto dice que la COP27 debe ayudar a mejorar la transparencia de los flujos financieros y facilitar el acceso a los países africanos, los países menos desarrollados y los pequeños estados insulares en desarrollo. El progreso hacia la promesa de 100 mil millones de dólares ayudaría a generar confianza entre los países ricos y pobres al mostrar que los compromisos se están cumpliendo, dice la presidencia.

En la actualidad, los países en desarrollo tienen poco que decir respecto de la financiación que reciben –tampoco la administran. El financiamiento se canaliza por lo general a través de organismos de ayuda y promoción de exportaciones, bancos privados, corporaciones u oficinas de préstamos y subvenciones de instituciones multilaterales.

Esto hace que a los países en desarrollo les resulte difícil compartir su conocimiento y comprensión sobre lo que se necesita para adaptarse a los daños climáticos locales y apoyar el desarrollo sustentable local. También reduce la transparencia y la rendición de cuentas sobre cómo se utiliza el dinero y su eficacia.

Se necesita claridad en torno a lo que se conoce como “financiamiento climático”, para garantizar, por ejemplo, que se prefieran las subvenciones antes que los préstamos, lo que puede dejar a un país en desarrollo sumido en la deuda. Los países donantes deben tener más en cuenta las necesidades de los países receptores y diseñar sus proyectos e inversiones para crear capacidad a largo plazo -y crear puestos de trabajo- para las cadenas de suministro, empresas, bancos y gobiernos locales. 

El Fondo Monetario Internacional creó este año el Fideicomiso de Resiliencia y Sustentabilidad para ayudar a los países a desarrollar resiliencia frente a conmociones externas, incluido el cambio climático y la preparación para pandemias, y garantizar un crecimiento sustentable. El fideicomiso canalizará Derechos Especiales de Giro, equivalentes a unos 650 mil millones de dólares, en apoyo de políticas y un financiamiento razonable a largo plazo para fortalecer la resiliencia y la sustentabilidad en países en riesgo. 

O que implica a ação de adaptação?

Trata-se de ajudar as pessoas a adaptarem-se aos impactos que são cada vez mais comuns – de uma forma que também impulsione a redução de emissões e o desenvolvimento sustentável. A resiliência assegura que as comunidades e os países continuem a prosperar apesar dos impactos climáticos. 

Os trabalhos de adaptação vão desde a plantação de cultivares que podem resistir a condições meteorológicas extremas e manter a saúde do solo; à restauração de manguezais que protegem as comunidades costeiras do aumento do nível do mar e sustentam a biodiversidade; à criação de sistemas de alerta precoce para tempestades; à expansão de espaços verdes nas cidades para absorver calor e melhorar a qualidade do ar. 

Estas adaptações podem incluir mudanças simples no trabalho, tais como a criação de pausas de descanso obrigatórias à sombra, fornecimento de água potável gratuita, mudança de turno para horas mais frias do dia, e fornecimento de vestuário de proteção mais leve. Podem também exigir remodelações mais fundamentais das fábricas para se manterem frescas, melhorando ao mesmo tempo a eficiência energética. 

Um dos desafios da adaptação é que as soluções variam muito entre comunidades, países e regiões em função dos impactos e necessidades – ao contrário da mitigação, onde soluções como painéis solares ou bombas de calor podem ser aplicadas em todo o mundo. Isto significa que o trabalho de adaptação precisa de ser mais liderado localmente, com investimentos concebidos para desenvolver a capacidade local a longo prazo. 

O que as nações ricas e o G20 devem fazer para aumentar a adaptação climática? 

As economias desenvolvidas e as grandes economias emergentes têm motivos tanto econômicos como morais para ajudar os países de maior risco a adaptarem-se às mudanças climáticas.

A adaptação é boa para os negócios. Investir 1,8 trilhões de dólares em adaptação entre 2020 e 2030 poderia gerar US$ 7,1 trilhões em benefícios, o Centro Global de Adaptação descobriu em 2019. Isto pode levar a um desenvolvimento sustentável mais amplo. O crescimento econômico da agricultura, por exemplo, poderia ser até onze vezes mais eficaz na redução da pobreza do que qualquer outro setor, de acordo com o Fundo Internacional de Desenvolvimento Agrícola das Nações Unidas

Moralmente, os países que sofrem os piores impactos das mudanças climáticas são os que menos contribuíram. São também os que mais lutam para se adaptarem às mudanças climáticas e se desenvolverem de forma sustentável com barreiras no acesso ao financiamento. 

Os países desenvolvidos, juntamente com o G20, precisam demonstrar solidariedade para com aqueles que mais sofrem e tomar medidas. Isto deve incluir o cumprimento da promessa de mobilizar US$ 100 bilhões por ano de financiamento climático até 2020, a transferência de tecnologia, e dar prioridade à transição para energia limpa nos subsídios internacionais ao desenvolvimento. 

Os países ricos concordaram, na COP26 do ano passado em Glasgow, em dobrar o apoio financeiro para a adaptação para US$ 40 bilhões por ano. Mas elas ainda têm que cumprir aquela meta, e os países africanos estão dizendo que precisam de cerca de US$ 700 bilhões por ano a partir de 2025 para realizar a adaptação.

O que os países vulneráveis podem fazer para se adaptarem às mudanças climáticas?

A adaptação e a mitigação do clima devem andar de mãos dadas. Os esforços para reduzir as emissões nestes países – tais como a transição da energia dos combustíveis fósseis para as energias renováveis, e dos motores de combustão interna para os veículos elétricos – devem ser implementados tendo em vista o avanço da resiliência e um desenvolvimento sustentável mais amplo. 

Painéis solares e baterias, por exemplo, podem simultaneamente reduzir a dependência de combustíveis fósseis, fornecer acesso à energia confiável em áreas desconectadas, e permitir que as pessoas trabalhem durante as horas mais frias com iluminação. 

Há várias maneiras com que governos, empresas, investidores e comunidades possam começar a promover a adaptação. Isto inclui passos incrementais, tais como informação pública sobre eventos climáticos extremos, pintar telhados de branco, investir para tornar as casas e locais de trabalho mais frescos e acima dos níveis de inundação, ou plantar árvores nas cidades. Além disso, há mudanças mais transformativas, tais como a instalação de barreiras contra inundações e quebra-mares, ou o deslocamento de cidades e aldeias em risco. 

No entanto, embora muitos países vulneráveis, tais como pequenos países insulares em desenvolvimento, já estejam estabelecendo objetivos e planos para se adaptarem e reduzirem as emissões, falta-lhes o acesso ao financiamento, à tecnologia e à capacidade. Muitos estão tendo dificuldades por causa das dívidas crescentes.

A COP27 é um momento para governos, empresas e investidores se reunirem para enfrentarem esses obstáculos ao financiamento, e descobrirem o que precisa mudar a fim de desbloquear a ação de adaptação imediatamente. Como o pano de fundo africano para a COP27 deixará muito claro – a crise climática já está em curso.